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Lactancia materna y gestación subrogada

Los bebés que nacen bajo el método gestación subrogada no son la excepción a la alimentación con leche materna, dado que pueden beneficiarse de la técnica denominada “lactancia inducida”. Se trata del proceso por el cual una madre que no ha dado a luz a su hijo lo provee de su leche materna, que suele ponerse en práctica en los casos de gestación por sustitución.

Algunas madres logran amamantar a sus bebés mediante estimulación mecánica de la glándula mamaria, otras emplean medicación. Cualquier mujer que tenga pecho y una hipófisis que funcione normalmente tiene la capacidad, en principio, de amamantar. No es necesario tener útero u ovarios.

Siempre que sea posible, el pecho debe prepararse antes de la llegada del bebé de la misma manera que el pecho se prepara para la lactancia durante el embarazo. En cualquier caso, el vínculo que obtiene la mamá con el bebé en este proceso es indiscutible, así como el aporte de nutrientes a la alimentación del bebé.

Lactancia inducida

Existen dos procesos que permiten la lactancia materna en madres que no han pasado por un embarazo: la lactancia inducida y la relactación.

La inducción es una opción para aquellas mujeres que quieren dar el pecho por primera vez. Se trata de un proceso más lento que requiere unos meses de anticipación.

Consiste en una combinación de tratamiento hormonal (estrógenos y progesterona sin interrupción) y estimulación mamaria que puede acompañarse de fármacos para aumentar la producción de leche.

Se aconseja iniciar el proceso cinco meses antes del nacimiento del bebé para que este se pueda beneficiar desde el primer día de vida.

Gemma Cazorla, primera firmante del estudio, advierte que el éxito de la lactancia inducida es muy relativo. En realidad lo que se busca en la mayoría de los casos no es realizar una lactancia exclusiva, sino poder llegar a dar el pecho aunque sea combinándolo con leche de fórmula o, en el caso de parejas formadas por dos mujeres, compartiendo la lactancia con la gestante.

Relactación

Si has amamantado anteriormente, otra posibilidad para dar el pecho a tu hijo sin haber pasado por un embarazo es la relactación. Esta situación es habitual cuando, por ejemplo, ya se ha tenido un hijo biológico y se adopta otro hijo.

La relactación es un proceso más corto que la lactancia inducida y generalmente menos medicalizado. Consiste básicamente en estimular el pecho para que vuelva a producir la cantidad suficiente de leche materna que el bebé necesita. Existen distintas formas de estimular el pecho para que el organismo de la mujer empiece de nuevo a fabricar leche. Puede estimularse con sacaleches.

Se puede dar de mamar más a menudo al bebé para que este succione y estimule el pecho. El problema es que en estos casos el bebé puede ponerse nervioso al no extraer leche suficiente.

Otra opción son los relactadores. Se trata de una botella con leche (materna o de fórmula) de la que sale un tubo fino que se sujeta en la punta del pezón de la madre con un poco de esparadrapo. Cuando el bebé mama obtiene leche de la botella pero, al mismo tiempo, los movimientos de succión de su boca estimulan el pecho.

Como toda recomendación de Celagem, siempre debes apoyarte de expertos, evitando procedimientos o toma de decisiones sin la recomendación profesional y médica, evita recurrir a la automedicación.

Puedes encontrar toda la ayuda posible de profesionales y médicos, para encontrar la mejor manera de lograr esa lactancia que deseas.

Hay que tener muy presente que a veces los suplementos siguen siendo necesarios hasta que se inicia la alimentación complementaria donde si la cantidad no es superior a los 200ml en 24 horas se puede eliminar la leche artificial y sustituirla por alimentación complementaria.

Las relactaciones no son simples ni sencillas pero se puede conseguir, acudir a un grupo de apoyo a la lactancia y buscar la complicidad de una asesora de lactancia que pueda acompañar todo el proceso, suele ser muy efectivo.